Como decía en el anterior post, hay que probar todo lo que sale, para seguir comparando y utilizando lo mejor, que para mí, sigue siendo Linux.
Cuando ví que Microsoft había publicado la Beta de su nuevo sistema operativo, me bajé la versión oficial para probarla. Claro está, no quería formatear mi máquina, así que probé a instalarlo en VirtualBox para Ubuntu, y funciona perfectamente.
Para la instalación únicamente es necesario crear una máquina virtual como si fuera para Windows Vista, con 512 MB (aunque en teoría se debe poner 1 GB mínimo, pero no hace falta), una tarjeta gráfica de 32MB, un disco duro de 20GB. Con esto es suficiente.
Tras la instalación y si quieremos instalar las “Guest Additions”, aquí si que hay que tocar algo para no tener problemas. Una vez que le damos la orden a la máquina virtual para que las instale, en Windows 7 nos aparece el mensaje de si queremos instalarlas o preferimos ver los archivos. Pulsamos la segunda opción, ya que tendremos que cambiar las propiedades del ejecutable, y pedirle a Windows 7 que lo ejecute emulando como si fuera Windows Vista.
Esto último es porque VirtualBox todavía no está preparado 100% para Windows 7, aunque como véis, funciona perfectamente sin soportarlo de base. Cada día me gusta más esta máquina virtual, es impresionante como funciona.
Una vez dado un paseo por Windows 7, me sigo quedando con MAX, el derivado de Ubuntu de la Comunidad de Madrid. 😉
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